“Creo que es importante que se retome a Dios en las escuelas”: Gobernantes empiezan a mover la balanza a favor de los cristianos
Bukele y Milei figuran entre los mandatarios cuyas decisiones protegen a los cristianos y sus creencias ante movimientos pro inclusión e ideología de género
Con una nueva victoria en su historial y el escepticismo de decenas de personas por su continuación en la presidencia de El Salvador, Nayib Bukele, captó la atención de los cristianos y grupos más conservadores de su país al anunciar cambios trascendentales en sus políticas de gobierno.
“Creo que es importante que se retome a Dios en las escuelas, que se retome la moral, el civismo”, expresó Bukele en una visita a Estados Unidos en la que el tema de la ideología de género fue puesto sobre la mesa.
Catalina Stubbe, coordinadora hispana de la organización Moms for Liberty, cuestionó al mandatario salvadoreño sobre su postura ante la insistencia de algunos grupos de promover la ideología de género en la currícula de las escuelas.
Con sus palabras, el mandatario dio tranquilidad a los padres que se oponen a que las escuelas influyan o persuadan a los niños en temas religiosos o sexuales.
Argentina dice NO al lenguaje inclusivo
Mientras tanto, al sur del continente americano, Javier Milei prohibió el uso de lenguaje inclusivo a los equipos que forman parte de su recién estrenada administración pública.
El presidente argentino comunicó por medio de su oficina de prensa que la comunicación que emitirá su gobierno se abstendrá de utilizar símbolos o letras que dejen abierta la interpretación de género en lugar de referirse a hombre o mujer, o en su caso, al ser humano en un castellano más básico.
Manuel Adorni, portavoz de la administración de Milei, comunicó que “El gobierno iniciará acciones para prohibir el lenguaje inclusivo y la perspectiva de género en toda la administración pública”.
¿Estados Unidos sería más conservador con Trump de nuevo en la Casa Blanca?
“El cristianismo tendrá poder”, esas fueron las palabras del candidato a la presidencia Donald Trump, en enero de 2016 en la Universidad Cristiana Dordt en Sioux Center.
La seguridad con la que habló ante el público y la cantidad de seguidores coreando su nombre a viva voz crearon una atmósfera perfecta para creer que el magnate de bienes raíces se convertiría en el defensor de las bases bíblicas y los grupos cristianos; sin embargo, la parte más célebre, estaba por llegar.
“Les digo, el cristianismo está bajo una amenaza tremenda, queramos o no hablar de ello”, destacó Trump. “Los cristianos representan la abrumadora mayoría en Estados Unidos y aún así no ejercemos el poder que deberíamos tener”, puntualizó.
Pero, ninguna frase del expresidente fue tan recordada como la siguiente: “Podría pararme en medio de la Quinta Avenida y dispararle a alguien y no perdería a ningún votante, ¿ok?”.
Las controversiales palabras hicieron que los cristianos castigaran a Trump dándole apenas un 11 por ciento de los votos en el condado de Sioux; pero para noviembre del mismo año, ese mismo grupo parecía haberlo perdonado y le otorgó un 81 por ciento de los votos.
¿Trump volverá a convencer a los cristianos?
Recientes sondeos en Estados Unidos, entre ellos, el del centro de Investigaciones Pew, muestran a Trump como favorito en las encuestas Republicanas y con ventaja ante su posible contendiente Demócrata, Joe Biden; sin embargo, Trump aún tiene muchas diferencias con los cristianos.
The New York Times hizo un breve recuento de las contradicciones que existen entre los evangélicos blancos y Trump, las cuales podrían entorpecer su camino de regreso a la Casa Blanca.
Mientras la iglesia defiende la moralidad sexual, Trump presume públicamente sus encuentros íntimos y agresivos con mujeres dentro y fuera de sus tres matrimonios.
Además, el exmandatario ganó mucho dinero en el negocio de las apuestas, se rodeó de amigos con cargos criminales, ha mentido públicamente y pocas veces se le ve en una iglesia.
Por ahora es imposible definir el futuro de los cristianos en Estados Unidos pues aún llegando un representante Republicano a la presidencia, nadie puede garantizar que cumpla sus promesas a los más conservadores.
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