La eutanasia: ¿un acto de misericordia o un asesinato legal?
Cómo ayudar a quienes suplican por la terminación de su vida, sin ignorar a Dios

Por La Redacción de Cobertura Especial
20 de mayo de 2025.
La eutanasia, la acción deliberada de causar la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable o dolorosa con el fin de aliviar su sufrimiento; es uno de los temas más incómodos del mundo; y aunque lo anterior es una descripción que parece compasiva y hasta lógica; es necesario preguntarse, ¿debemos los cristianos abrir la puerta a esa posibilidad?.
Existen dos tipos de eutanasia: activa (administración de una sustancia letal) o pasiva (retirada de tratamientos de soporte vital); y en la mayoría de países del mundo, estas acciones están prohibidas por aspectos éticos, legales y, en algunos casos, religiosos.
Pero, antes de adentrarnos a los aspectos bíblicos, que deberían ser nuestra guía, demos un vistazo a los países que buscan aprobarla, las justificaciones de algunos, e incluso, qué dicen los enfermos que piden el cese de su vida ante el sufrimiento que experimentan.
“Prefiero morir”
El 10 de febrero de 2024, cientos de aficionados del fútbol corearon a viva voz el nombre de un joven que, curiosamente, no era uno de los jugadores. Las voces gritaban: ¡Sebastián, Sebastián, Sebastián!.
Era el nombre de Sebastián Pamplona, un joven colombiano que experimentaba su última voluntad antes de someterse a la eutanasia a causa de una enfermedad terminal. Su último deseo era presenciar en vivo un partido del Deportivo Independiente de Medellín (DIM), antes de acabar con su existencia con ayuda de su gobierno.
La multitud, conmovida por su historia, hacía de ese momento un acto memorable para un enfermo sin esperanza.
En 1997, Colombia se convirtió en uno de los primeros países de América Latina en despenalizar la eutanasia.
“La buena muerte”
Una expresión escalofriante para algunos y digna para otros.

La etimología de la palabra eutanasia proviene del griego euthanasía:"eu" significa "bueno" y "thanatos" significa "muerte". Literalmente, significa "buena muerte".
El término se ha utilizado para referirse a una muerte sin sufrimiento, y a nivel global, miles de personas están buscando aprobarla o despenalizarla, según argumentan, por compasión al enfermo.
Hasta 2025, la eutanasia está despenalizada en al menos 12 países como: Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Suiza, Alemania, España, Canadá, Colombia, Cuba (bajo condiciones precisas), Nueva Zelanda, Australia (en ciertas regiones); además de algunos estados de Estados Unidos como Oregon, Washington, Montana, Vermont, Colorado, California, Hawai, Nueva Jersey y Maine.
La Biblia y la eutanasia
Las escrituras no utilizan específicamente la palabra eutanasia, pero sí hablan del valor de la vida como un don de Dios en el Salmo 139:13-16 y en Génesis 1:27; y destaca que solo el Señor tiene la autoridad para dar y quitar la vida.
No obstante, uno de los reyes más famosos de las escrituras, decidió acabar con su propia vida:
El rey Saúl murió en la batalla contra los filisteos en el monte Gilboa, tras haber sido herido gravemente. Cuando vio que sus armas estaban rotas y que era probable que fuera capturado, desesperado y con miedo, le pidió a su escudero que lo matara, pero éste se negó. Entonces, Saúl tomó su propia espada y se lanzó sobre ella, falleciendo en esa postura.
Y, recordemos, Dios ya había desechado a Saúl por su constante rebeldía y desobediencia.
¿Misericordia o asesinato?

Según la Biblia, la misericordia es el amor compasivo y la bondad de Dios. En Mateo 5:7 leemos: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.
Pero, ¿esa misericordia incluye la acción de matar a alguien por compasión? o ¿acabar con tu propia vida, para no hacer sufrir a otros?
Reflexionemos en esto: la idea de terminar voluntariamente una vida puede interpretarse como tratar de “salirse” del plan que Dios ha establecido para cada uno de sus hijos.
Dios nunca prometió una vida sin sufrimiento; de hecho, lo utiliza como una herramienta para que podamos crecer, purificarnos y fortalecer la fe y prepararnos para algo mayor: la vida eterna.
Como cristianos debemos enfocarnos en pedir fortaleza al Señor para atravesar ese tiempo, mientras buscamos cuidados paliativos para reducir el sufrimiento de quien pasa por tan difícil momento.
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