Cómo la oración influye en el funcionamiento del cerebro
Una explicación científica de cómo reacciona el cerebro de un cristiano vs. el de un ateo ante la vida
La respuesta cerebral que se registra al orar llamó la atención de los científicos que gracias a las nuevas tecnologías pueden explorar la actividad del cerebro en pleno funcionamiento con el fin de establecer cómo la oración modifica su estructura.
Uffe Schojdt, líder del equipo de investigación de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, explica que al comparar la actividad cerebral de un creyente con la de un ateo es posible ver estímulos en el primero que no ocurren en el segundo.
Según este estudio, cuando oramos, se genera un estímulo en el núcleo caudado del cerebro que pertenece al sistema nervioso en donde se transmite la sensación de placer; es decir; las personas que oran, experimentan una sensación de bienestar con la que no cuentan quienes niegan la existencia de Dios.
Por otro lado, la relación entre la fe y la buena salud también remarca las diferencias entre cristianos y ateos.
El cardiólogo, Herbert Benson, de Harvard Medical School, investigó el papel que juega el sistema nervioso autónomo en el desarrollo de la enfermedad humana y estableció que éste se ve directamente afectado por el estrés de quienes no se toman un tiempo para orar o meditar en el día.
Aunque ninguno de los estudios sugiere que los ateos sean más enfermizos que los creyentes, sí es posible enlistar algunos de los beneficios comprobados científicamente que generan la oración:
Previene el deterioro mental y la pérdida de memoria
Alivia el dolor
Reduce el riesgo de enfermedades cardíacas o derrames
Mejora la función inmune
Previene la demencia o el Alzheimer
Y disminuye la ansiedad y la depresión, por mencionar algunos.
Diferencias entre la meditación y la oración
Los científicos observaron, por otro lado, a los ateos que tienen por costumbre practicar la meditación.
Aunque no cree en la existencia de un ser superior, este grupo sí dedica un tiempo para estar a solas, en silencio y centrarse en sus cuerpos; como resultado obtiene beneficios entre los que destacan: relajar su sistema nervioso, bajar la presión arterial, prolongar la vida y mejorar la salud del corazón; sin embargo, la oración por medio de la fe supone mayores beneficios para el cuerpo y la mente que la meditación agnóstica o sin fe, destacan los resultados.
En conclusión, el convencimiento sobre la existencia de Dios estimula la región de la corteza prefrontal generando grandes expectativas y pensamientos positivos a diferencia de un ateo cuya fe se limita en confiar en sus propias capacidades.
El poder de la oración no ha podido ser medido por los científicos pero los creyentes se distancian de toda lógica y medición al confiar en Dios y el poder de sus milagros.